Después de romper cosas muy costosas de la casa más famosa del país y amenazar a la producción de Gran Hermano con hacer un paro "de las cosas que dan rating", los chicos finalmente se enteraron que el público no los apoya y que el 80% de la gente decidió que sí deben ser sancionados por los desmanes que cometieron.
Quebrando el aisalamiento, Jorge Rial ingresó a la casa de Gran Hermano y les dio personalmente la mala noticia, o sea que un 80.41% de los llamados están a favor del castigo, que consiste en dar por perdida la prueba semanal y por eso el presupuesto semanal para comida será reducido a la mitad.


Como pasa siempre en estos casos, el conductor del reality se tomo unos larguísimos segundos para comunicar la decisión del público a los chicos, que miraron con horror imaginado el hambre que pasarán y terminaron muy sorprendidos por los resultados, ya que estaban convencidos de que la gente afuera los adoraba y a la vista está que no es así.
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